Y se vuelven a ver… Él llegaba en tren, ella en autobús. Pero no fue fácil. Además de Palmira, los padres de Ángela eran otro impedimento a este encuentro. Ella les dijo que iban a hacer una quedada de clase - No era mentira, pues se reunieron Roberto, Damián y Ángela- pues no podía contarles que se iba a quedar en el piso de Damián, así que para sus padres se quedaba con Sandra, otra compañera de clase. Todo marchaba sobre ruedas, hasta que Ángela, ya montada en el autobús, se da cuenta que no llevaba el móvil. Damián la llamó, y lo cogió la madre de Ángela. Y le informó de lo sucedido. Así que éste y Roberto se dirigieron a la estación de autobuses para ir a buscarla. Paseando por Valencia, Sandra llama a Damián diciendo que la madre de Ángela la había llamado para hablar con su hija. Sandra no estaba al corriente de la situación pero supo salir diciéndole a la madre de su amiga que ella aún no había llegado a Valencia porque había tenido un problema y llegaría más tarde.
Entre el estrés que llevaba Ángela por su madre, que en el piso de Damián estaba su compañero con quien, por aquel entonces, Ángela no tenía mucha confianza, y que no creía que con Damián fuera a pasar nada, decidió pasar la noche en su Colegio Mayor aunque tuviera que pagar una habitación.
Dos semanas después el curso empezó, y con él la primera cena de clase. En la furgoneta de Juan – con la que siempre salían de fiesta- como siempre éramos más de las plazas que había alguien tenía que ir encima de alguien. Entonces Damián se encarga de subir justo delante de Ángela, cogerla y subirla encima de él. La acariciaba por la espalda, por la cintura. Y durante la noche acercaba su cara a la de Ángela, su boca a la de Ángela. Pero nunca llegaron a besarse. Por aquel entonces Ángela era mucho más tímida y cortada de lo que fue después.
